La clave para minimizar el impacto que las enfermedades infecciosas y trastornos como la mastitis, la cetosis y la hipocalcemia pueden tener en la productividad de las vacas lecheras es minimizar los factores de estrés externos a través de un buen manejo, y apoyar la inmunidad de sus animales a través de una nutrición adecuada.
Incluso en las granjas mejor manejadas, el cambio es inevitable. Cualquier cambio es una oportunidad para que su vaca se estrese. ¿Cómo se evita que el estrés afecte a la inmunidad?
El estrés es una de las mayores amenazas para la inmunidad y la salud general de una vaca. Los mayores contribuyentes al estrés son los cambios en la rutina diaria y en el entorno en el que se alojan sus vacas. Si bien algunas fuentes de estrés, como el clima, el parto y el bulling no se pueden controlar, el impacto que tienen en la salud y la productividad se puede minimizar a través de un manejo efectivo del rebaño.
El parto representa el mayor cambio en la lactancia de una vaca; su ración cambia, su entorno social cambia y cierto grado de estrés es inevitable. Estos factores estresantes son responsables de la producción de la hormona del estrés cortisol, que afecta negativamente a la inmunidad.
“Cada cambio en la rutina diaria de una vaca o ternero causa estrés, los más impactantes son el secado, el parto, el estrés por calor, los cambios de grupo, los tratamientos y los cambios en la ración.”
Las vacas lecheras están más confortables cuando su entorno está a una temperatura inferior a 20 grados centígrados. Cuando las temperaturas son moderadas a altas y la humedad aumenta, las vacas comen menos, lo que conduce a una menor producción de leche y un mayor riesgo de enfermedad. Para detectar los signos de estrés por calor, observe cualquier aumento en la frecuencia respiratoria, el llenado del rumen y la persistencia alrededor de los bebederos.
Consulte la tabla a continuación para ver a partir de qué temperatura y humedad sufren sus vacas estrés por calor.
Vea más información sobre el estrés por calor en nuestra página dedicada.
Source: National Animal Diseases Information Services
El secado de una vaca viene con muchos cambios. La producción de leche cesa, el animal se coloca en un grupo social diferente y la composición de su ración cambia. Para que la vaca esté lista para su próxima lactanción, la ubre debe manejarse adecuadamente para limitar el riesgo de infecciones durante el período seco.
Cada vez que la rutina de una vaca cambia, experimentará mayores niveles de estrés que pueden dejarla más vulnerable a las enfermedades, especialmente si su sistema inmunológico no está funcionando de forma óptimo.
No es ningún secreto que las vacas lecheras necesitan alimentos de alta calidad para producir de manera óptima. Pero la transición de una ración a otra puede afectar de forma significativa a su rendimiento, con el estrés de tener que adaptarse a la nueva ración haciéndolas más susceptibles a las enfermedades.
“El secreto para optimizar la productividad de las vacas lecheras es mantener al mínimo el número de cambios en su rutina. Cualquier cambio que deba realizarse debe introducirse gradualmente.”
Muchos de los factores de estrés experimentados por las vacas lecheras pueden reducirse mejorando la forma en que se maneja el rebaño. El uso de OmniGen AF durante todo el año ayuda a apoyar el sistema inmunológico y mitigar el impacto de los eventos de estrés en sus vacas.
Agregar AniStart AniStart a la ración de vaca seca tres semanas antes del parto le permite sacar el máximo provecho de su ganado al optimizar el metabolismo del calcio, lo que puede resultar en vacas lecheras más saludables y productivas.
OmniGen AF ayuda a reforzar la capacidad inmunitaria de las vacas lecheras para optimizar la salud y la producción.
AniStart ayuda a optimizar el metabolismo del calcio alrededor del parto, lo que puede resultar en vacas lecheras más sanas y productivas.
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Trabajaremos con usted para comprender el estado actual de su rebaño e identificar áreas de mejora.
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